Liquides Imaginaires: Bloody Wood Perfume

200.00 €

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Bloody Wood de Liquides imaginaires es un perfume que huele a maderas, a vino y deseo. Un brindis embotellado, intenso y elegante, con ese punto sensual que te atrapa desde el primer momento. Inspirado en la pasión, en las conversaciones que se alargan y en el misterio que queda en el aire cuando algo termina pero no del todo. Una fragancia para quienes no tienen miedo a dejar huella.

¿A qué huele?

Salida: vino tinto, rosa y violeta.
Corazón: cereza y frambuesa.
Fondo: madera de roble y sándalo.

Huele a barrica antigua, a frutas maduras y a una rosa sofisticada que no se hace la protagonista, pero siempre está presente.

Familia: Amaderado y afrutado

Este producto no admite cambios ni devoluciones.

Esta es una foto de Liquides Imaginaires.

Frasco de 100ml (precioso, por cierto) inspirado en las ánforas antiguas que guardaban lo más sagrado.
Ideal para tardes especiales, noches con intención o simplemente cuando quieres oler a algo distinto y poderoso. 

Este producto no admite cambios ni devoluciones.

Tiene ese efecto de perfume que no se olvida. Es cálido, envolvente y con un punto adictivo. Si te gustan los aromas con carácter, con un toque boozy, afrutado y amaderado, este puede ser tu nuevo favorito.

Alcohol denat, fragrance (parfum), water (aqua), benzyl salicylate, d—limonene
farnesol, alpha—isomethyl ionone, linalool, geraniol, benzyl alcohol, citronellol, benzyl benzoate, isoeugenol.

Liquides Imaginaires es el lugar donde los perfumes no solo huelen… cuentan cosas. Hay perfumes que te gustan. Hay perfumes que te representan.
Y luego están los de Liquides Imaginaires: perfumes que te transportan, te transforman, y te cuentan una historia distinta cada vez que los llevas.

Esta casa francesa no nació para seguir modas, sino para volver al principio de todo: al origen sagrado del perfume. A ese momento mágico donde el humo subía al cielo en forma de ofrenda, y los aromas eran puentes entre el cuerpo y el alma. Philippe di Méo, su creador, no es solo un perfumista. Es un narrador de mundos invisibles. Antes de nacer un perfume, nace una historia. Una emoción. Un mito. Y sobre eso se construye todo lo demás.

Sus frascos, por ejemplo, no son simples frascos: son pequeñas ánforas contemporáneas inspiradas en las que usaban los egipcios para guardar sus elixires más sagrados. La tapa es una promesa de viaje, un talismán, un guiño al pasado y una invitación al misterio.

Y sus perfumes… ay, sus perfumes. Son intensos, llenos de matices y contrastes. Como el amor. Como la vida. Están divididos en trilogías —porque nada aquí es al azar— y cada una tiene su propio universo: lo sagrado, lo carnal, lo onírico, lo que no se ve pero se siente. El símbolo de la marca, esa especie de M mágica, es en realidad una llave. Una que abre la puerta a un mundo lleno de aromas, emociones y cosas que no sabías que podías oler hasta que las oliste.

Liquides Imaginaires no es para cualquiera. Es para los que buscan más allá de lo evidente. Para quienes entienden que un perfume puede ser también un ritual, un escudo, una caricia o un recuerdo escondido. Un advertencia: una vez entras en su mundo… ya no hay vuelta atrás.